"Cada
montaña huele distinto. La cima del Iztaccíhuatl, que es un volcán,
huele a azufre, a humo, a polvo. En el McKinley, que es pura nieve,
hueles la superficie derritiéndose bajo el sol, y tu propia piel
cociéndose. Y bueno, cuando estás en una montaña durante mucho
tiempo, te hueles mucho a ti mismo. Además hueles el viento, frío y
suave; eso es muy agradable."
Erik
Veihenmayer (1968)
es un atleta estadounidense, aventurero, autor, orador motivacional y
activista.
Desde
pequeño, Erik comenzó a practicar todo tipo de deportes en
asociaciones para personas ciegas. El punto de inflexión llegó
cuando en un programa para personas invidentes le llevaron a hacer
prácticas de escalada. Esta novedosa afición a la escalada,
unida con la experiencia haciendo senderismo terminaron
convirtiéndole en un persistente e inquieto montañero.
Su
gran salto llegó en 1995, junto a un grupo de amigos llegó a la
cima del monte McKinley, la cumbre más alta de Norteamérica.Tras
ello, su fascinación por la montaña y afán de superación no hizo
más que incrementarse. El año siguiente escaló El Capitan, una de
las cimas más complicadas de Estados Unidos. En 1997 conquistó
la cima del Kilimanjaro.
Fuente:MountainZone.com |
Tras
escalar el Aconcagua, en 1999 y el monte Vinson, la cumbre más
alta de la Antártida en 2000, llegó su gran reto: afrontar el
ascenso al Everest.
Según
cuenta Erik los sherpas se quedaron fascinados
con su gran seguridad a la hora de moverse por la montaña, tanto que
muchos dudaron de su ceguera. Erik lo demostró quitándose las gafas
durante un pequeño tramo, acallando todo tipo de dudas sobre su
pequeña dificultad.
En
el 2002 escaló los dos últimos obstáculos antes de entrar en
el selecto grupo de los hombres de "las siete cumbres", coronando el
monte Elbrus y el monte Kosciusko. La controversia le persiguió
durante años. Son muchos los que no consideran el monte Kosciusko la
gran cumbre de Oceanía, sino que otorgan el honor al monte Jaya, en
Indonesia. Para acallar todo tipo de dudas, en el 2008
coronó la última de las cimas.
¿Cómo
es posible que Erik llegase a la cima siendo completamente ciego? La
clave estaba en dos personas de confianza. La gran parte del tiempo,
una persona precedía a Erik y otra se situaba detrás, y gracias al
cascabel que ambos llevaban, Erik podía tener en mente el camino que
seguían.
En
las zonas de mayor peligro, las dos personas que le
rodeaban tensaban una cuerda para marcar el camino correcto a
Erik. En los momentos de escalar paredes, Erik también se solía
situar entre dos personas de confianza aunque, muchas veces se
veía obligado a escalar unos cuantos metros en primera posición si
la persona que le precedía fallaba al marcar la ruta.
Fuente:recuerdosdepandora.com
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